Txema Rodríguez

Txema Rodríguez: «Al final la fotografía es como un acto de fe»

Ocho y media de la mañana de un Jueves Santo en Málaga. Nos arrastramos entre la multitud hasta el céntrico Hotel Mariposa, donde dos enormes estatuas de ambientación oriental nos daban la bienvenida. Diez minutos antes de comenzar la entrevista, Txema Rodríguez ya se encontraba en la entrada del hotel con su cámara al cuello. Tras las presentaciones, confiesa que le gusta llegar a los lugares con tiempo de sobra y que, además, ya conocía el hotel de otra ocasión. No es de extrañar después de cuatro años cubriendo la Semana Santa de Málaga para Diario Sur.

Txema Rodriguez
Fuente: Txema Rodríguez

Txema Rodríguez es fotógrafo. Sin más. No cree en las divisiones que sirven para cerrar su campo. Considera que un fotógrafo es aquel capaz de fotografiar bodas, retratos o ir a una guerra. Con el corazón en Pontevedra y los pies en Valencia, Txema Rodríguez comenzó su carrera fotográfica de manera pública en el Festival Internacional de la Imagen de Chaves, en Portugal. Y de ahí hasta el Midtown Loft de Nueva York, donde seleccionaron una de sus fotografías para la exposición The Blink of an Eye. Incluso su obra formó parte del proyecto PostSecrets: Extraordinary Confessions from Ordinary Lives.

Con la cámara sobre el trípode y la grabadora lista, Txema Rodríguez comparte su visión sobre la labor del fotógrafo y su modo de trabajar, ya sea para prensa o dando rienda suelta a su interés por el arte urbano. Sus retratos a personalidades de todos los ámbitos (Ferrán Adriá, Fernando Trueba, Pastora Soler o Daryl Hannah, entre otros) hacen que sea obligatorio saber cómo es trabajar con ellos. El fotógrafo no duda en desmitificarlos y confesar que son personas normales, y que aquellas que son más interesantes son las más fáciles de fotografiar y con las que tratar. ¿Un ejemplo? JR, uno de los artistas más importantes a nivel mundial y con el que tuvo la suerte de coincidir hace un par de años.

Txema RodriguezVeinticinco minutos de entrevista que finalizaron con una invitación para tomar un café. Cualquier bar del barrio artístico del Soho servía para continuar con una charla que nos dejó con ganas de más. Después de dudar sobre qué tipo de café pedir, el fotógrafo se decantó por aceptar nuestra propuesta. Con un mitad doble entre las manos, Txema Rodríguez se mostró mucho más relajado e informal. Los temas de conversación se sucedieron uno tras otro de manera fluida. La relación de los medios de comunicación con la fotografía, la incomprensión social del trabajo del artista y la evolución de la fotografía analógica a la digital fueron cuestiones que debatimos. Una misma visión, dos generaciones diferentes.

El tiempo apremiaba y la afluencia de personas en el barrio indicaba que La Legión estaba a punto de desembarcar en el puerto para recorrer las calles de Málaga. Allí debía estar el objetivo de Txema Rodríguez, dispuesto a captar la esencia de los detalles que el ojo humano es incapaz de ver. Convirtiendo el instante en una fotografía que revele la realidad. Una fotografía digna de perdurar en el tiempo.


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