“Monstruos: Ed Gein”, la historia detrás del mito llega a Netflix

Netflix vuelve a remover conciencias con una nueva entrega de su serie antológica Monstruos.
Después del impacto global de Dahmer, Ryan Murphy vuelve a bucear en las profundidades del horror real con Ed Gein, una figura tan perturbadora como influyente en la cultura popular.

La serie, centrada en los crímenes cometidos en la América rural de los años 50, reabre un viejo debate: ¿hasta qué punto puede una obra de ficción retratar el mal sin caer en la fascinación por él?


🧩 Entre el hecho histórico y la interpretación artística

La narrativa de Monstruos: Ed Gein no busca simplemente reconstruir los hechos. Murphy elige un enfoque más psicológico, casi poético, que explora las raíces del horror desde la mente del propio asesino.
Esa apuesta ha generado controversia: algunos espectadores la califican como una mirada valiente al trauma y la enfermedad mental; otros, como una peligrosa romantización del monstruo.

El resultado es un relato ambiguo que incomoda y provoca.
¿Pretende la serie contar la verdad o reinterpretarla para hacernos sentir parte de su obsesión?
Esa es la pregunta que deja suspendida en el aire cada capítulo.

“No hay monstruos sin contexto”, parece decir Murphy. Pero el límite entre comprender y justificar es cada vez más fino.


🩶 Un espejo del horror y la cultura del morbo

La fascinación por Gein no es nueva. En vida ya despertaba una mezcla de repulsión y curiosidad que el cine se encargó de inmortalizar.
Sus crímenes —macabros y enfermizamente domésticos— dieron forma a un nuevo tipo de villano: el asesino de apariencia común, oculto tras la fachada de la normalidad.

Y de esa figura nacieron tres mitos del terror moderno:

  • Norman Bates (Psicosis, 1960) – el hijo que nunca corta el cordón con su madre.
  • Leatherface (La matanza de Texas, 1974) – el monstruo rural, grotesco y silencioso.
  • Buffalo Bill (El silencio de los corderos, 1991) – el asesino obsesionado con la identidad y el cuerpo.

Cada uno de ellos es una reinterpretación cultural de Gein, un eco del mismo miedo: el de descubrir que el mal no viene de fuera, sino de dentro.


🎞️ Netflix, true crime y la era del espectador voyeur

La serie encaja perfectamente en la actual ola de true crime, un género que ha evolucionado de la crónica policial al espectáculo emocional.
El público ya no solo busca información, sino comprender el porqué. Queremos entrar en la mente del asesino, explorar sus grietas y al mismo tiempo sentirnos seguros al otro lado de la pantalla.

Pero esa mirada también nos expone.
Como señala la crítica cultural, Monstruos: Ed Gein es tanto un retrato del criminal como una radiografía de nuestra propia obsesión con la violencia mediatizada.

“No miramos al monstruo: miramos el reflejo de lo que nos atrae de él.”


🕯️ El legado de un mito del horror

A casi setenta años de sus crímenes, el nombre de Ed Gein sigue resonando.
En parte, porque representa la raíz del miedo americano: la podredumbre que se esconde bajo el barniz de la vida rural perfecta.
Y en parte, porque cada nueva adaptación —desde Hitchcock hasta Murphy— demuestra que el horror no envejece: solo cambia de forma.

Hoy, Monstruos: Ed Gein no solo revive una historia real, sino que plantea una pregunta cultural más profunda:
¿por qué seguimos queriendo mirar a los monstruos?


📺 Monstruos: Ed Gein ya está disponible en Netflix.
Una historia que no busca respuestas, sino que nos recuerda lo fácil que es cruzar la línea entre la empatía y el morbo.


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