No es extraño ver como el arte cobra protagonismo cuando un acontecimiento irrumpe en nuestras vidas. Y aunque ya pasó con los atentados de Charlie Hebdo, así como los de Manchester, Barcelona, o con movimientos sociales como el Black Lives Matter tan presente ahora con el asesinato racista de Breonna Taylor o George Floyd entre una larga lista de nombres víctimas de la violencia policial blanca estadounidense, no es de extrañar que la pandemia mundial por el Covid-19 no sea una excepción.
ESCIF
Si nos remontamos al inicio de la pandemia, en España se estaban valorando la cancelación de múltiples eventos culturales, quizás el más representativo y que mayor atención cobró fueron Las Fallas de Valencia.
Y es que este año, curiosamente y casualmente, la figura principal de la falla de la plaza del ayuntamiento iba a ser una chica sedente que giraría cada día 360º obra de Escif. Pero la pandemia irrumpió durante su montaje y los creadores y falleros la ataviaron con una mascarilla gigante convirtiéndose instantáneamente en un símbolo de la situación social y sanitaria que empezábamos a vivir en nuestro país.
Inicialmente la escultura de tamaño gigantesco estaría inspirada en la Ley de la impermanencia: «Açò també passarà» («Esto también pasará»). Una expresión basada en la leyenda que Escif escoge como marco para la creación de su obra.
Cuenta la leyenda que hace ya muchos años un hombre muy rico murió siendo ya viejo. Sus hijos decidieron dividir el patrimonio a partes iguales. La mitad para cada uno. Cuando todo estaba dividido encontraron un pequeño paquete que su padre había escondido. En el paquete había dos sortijas. Una era de oro y diamantes. La otra de latón. El hermano mayor, sintiendo avaricia, decidió quedarse con la sortija más valiosa, alegando que quizás era una sortija familiar que tendría que pasar de generación en generación. El hermano menor sonrió y aceptó la decisión. A partir de aquí, cada uno vivió su vida. El hermano mayor, que se había quedado con la sortija de oro, se sentía muy feliz al llegar la primavera, pero cuando llegaban tiempo como los duros inviernos, se sentía muy deprimido e infeliz.
Su mente se desequilibra con facilidad. El hermano pequeño se paró a pensar: «Mi padre guardó con mucho cuidado la sortija de oro, esto es evidente, pero también guardó en el mismo lugar y con la misma atención esta sortija de latón. Tiene que tener algún significado». Entonces, al examinarlo con atención, vio que tenía una inscripción en su interior, que ponía: «Açò també passarà». «Esta es la enseñanza de mi padre», pensó con gratitud y decidió ponerse la sortija. Al llegar la primavera, mirando su dedo se decía: «Sí, esto también pasará, esta felicidad no será eterna». Después llegó el invierno y, a pesar del frío y las incomodidades, mirando su sortija se decía: «Sí, esto también pasará». Así es la ley de la naturaleza, es la ley de la impermanencia.
Banksy
Otro de los recurrentes. No hay conflicto político/social que escape a la ingeniosa y criticada crítica (nunca mejor dicho) que suele lanzar el anónimo artista urbano Banksy. Y es que durante el confinamiento, él (o ella) ha ocupado y creado en su baño una escena típica de su firma, aunque esta vez dentro de casa.
Pero quizás su intervención artística que más ha trascendido en este entorno de emergencia sanitaria ha sido su curioso homenaje a todo el personal sanitario, convertidos en héroes de esta nueva realidad. Una tierna imagen que refleja a un niño que abandona a sus superhéroes para jugar con una enfermera con capa, pero también con mascarilla.
@CovidArtMuseum
Además de las grandes figuras o símbolos que hemos mencionado, el movimiento cultural no se ha quedado ahí. En una sociedad tan conectada como en la que vivimos hoy día (para lo bueno y para lo malo) surgen iniciativas tan atractivas y simpáticas como el @CovidArtMuseum, una cuenta de instagram para dar cabida a todas las obras creadas durante el confinamiento, porque ni una pandemia paraliza el arte.
Tras la pandemia, ¿qué?
Pero el movimiento artístico y cultural no se ha quedado ahí, miles de cantantes han dado conciertos acústicos desde casa, las series y películas nos han amenizado las horas de confinamiento durante la pandemia. ¿Acaso alguien duda de la importancia de la cultura hoy día? Sabemos que tristemente sí, y por eso debemos seguir defendiendo y apoyando la cultura, como muestra del momento que vivimos y como elemento sanador y educador para la sociedad.
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