Cine

S. XXI: el cine es cosa de (casi) todos

La explosión sin precedentes de una tecnología punta asequible a una gran mayoría ha hecho posible que, por primera vez desde la invención de la Fotografía y el Cine, casi cualquier persona con vocación y talento pueda probar suerte en estas artes. Apenas de dos o tres años para acá, en el cine hemos pasado a una situación en la que, por unos pocos cientos de euros, algunos conocimientos y mucha imaginación, podamos grabar, editar y publicar cine de altísima calidad. «Antes» (¡hasta hace unos cuantos de años!) el cine se disfrutaba en las salas de proyección. Actualmente, las salas de proyección suelen ser los servidores en algún lugar del mundo o la propia memoria donde tengamos la copia, normalmente «bajada» de Internet, de la película de que se trate. En cuanto a la pantalla, ¿qué decir? La misma que tienes delante basta.

Sin embargo, más allá de la fascinación que nos pueda producir este vertiginoso giro en espiral ascendente de la tecnología al servicio de la creatividad y del ocio de calidad, lo que debería parecernos realmente maravilloso es que ésta sirva para destapar miles de talentos; talentos que, en el esquema inasequible que empezamos a superar con esta nueva situación, tienen una fabulosa oportunidad de pasar de frustrados espectadores a auténticos creadores. Como la productora audiovisual de Álvaro Paz, Totalfilmspain.

En definitiva, de pasar de ser aficionados al cine a cineastas, ni más ni menos. La diversidad de medios favorece, además, la aparición de infinidad de nichos asociados. Por poner un conocido ejemplo, los fieles seguidores de la Gran Manzana de Cupertino encuentran a menudo especial deleite en las creaciones cinematográficas obtenidas en su ecosistema, el «planeta» iOs, con el icónico iPhone a la cabeza. Un simple iPhone SE de 64GB cuyo precio no llega a los 500 €, es capaz de grabar hasta en 4K incluso con la aplicación nativa, si bien por unos 10 € más puede utilizarse la app FILMIC Pro, que además cuenta con un completo tutorial en YouTube y un exhaustivo Manual de Usuario en pdf. ¿Un ejemplo de producción audiovisual realizada con la última tecnología móvil? Tangerine, el largometraje del cineasta independiente, Sean Baker, que rodó la película utilizando tres Iphone 5s.

Para Windows, el más empleado y prestigioso es, sin duda alguna, el Adobe Premiere Pro. En ambos casos, es necesario aprender a manejar el panel de control a través de algún tutorial, que puede conseguirse gratuitamente a través de cualquier buscador o, aún más fácilmente, en YouTube, si soportas los anuncios.

FILMIC Pro es, para alguien habituado a la tecnología y con mínimos conocimientos técnicos cinematográficos, una auténtica garantía de calidad final de la obra. Finalmente, Apple ofrece la app iMovie para editar fácilmente la película, si bien a nivel profesional suele utilizarse en un Mac el programa «Final Cut Pro X» para editar y, si quieres rematar la faena con un acabado realmente «hollywoodiense», puedes darle el toque de color general y apariencia deseada con el programa DaVinci Resolve Studio, si bien el precio de éste es sólo apto para los que deseen alcanzar el nivel «pro»… y puedan permitírselo.

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Rodaje de Tangerine

Ni que decir tiene que todo depende del grado de profesionalidad del producto que pretendamos crear, y que cada vez que añadimos un «extra» a nuestra pizza cinematográfica encarecemos el mismo. Como compensación, lo que invertimos en calidad lo recogemos en proyección de nuestra obra, lo que potencialmente puede redundar en beneficios incluso económicos.

Por mi corta pero intensa experiencia en el mundo cinematográfico como director y «hombre orquesta», la parte más difícil de la creación cinematográfica es el factor humano: es extremadamente difícil encontrar buenos actores en España, y más difícil aún si tienen que hacerlo sin retribución económica alguna. Mi recomendación es empezar por algún guión que incluya el menor número posible de actores… y tener mucha paciencia. Vale la pena.

 


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