Con los últimos coletazos de 2019, la red se llena de artículos recopilatorios con lo mejor del año en series, películas, música, moda e incluso memes. Aunque ha sido un año un tanto flojo en cuanto a novedades, en el mundo seriéfilo ha resonado una producción por encima de todas: Fleabag, la serie escrita, dirigida y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge disponible en Amazon Prime Video que este año ha arrasado en los Emmys gracias a una segunda temporada sublime, desbancando incluso a superproducciones como Juego de Tronos. Una serie cómica, irreverente, única y sobre todo, realista, que sin duda se ha colado en nuestra must list.
Basada en un monólogo de su creadora durante el Fringe Festival de Edimbugo en 2013, la serie cuenta la historia de una joven londinense que intenta redirigir su vida tras la traumática pérdida de su mejor amiga y lidiar con una familia desestructurada formada por un padre absorto por su futura madrastra, una hermana extremadamente fría y un cuñado… muy cuñado. A lo que hay que sumar su reciente ruptura amorosa y los problemas económicos de su negocio: una cafetería de cobayas.
Una protagonista poliédrica
Sin duda el gran atractivo de la serie es su protagonista, de la que no se conoce su nombre pero que identificamos como Fleabag (saco de pulgas en inglés), una expresión británica que sirve para hacer referencia a una persona que es un desastre, como el personaje de Phoebe Waller-Bridge. Sincera, divertida y políticamente incorrecta, Fleabag se enfrenta a los conflictos de su vida de la manera más inesperada, surrealista y éticamente dudosa. Intenta ayudar a los demás a su manera (spoiler: sale mal) a la vez que oculta bajo una máscara de cinismo y humor negro su desastrosa situación económica y sentimental, a la que solo es capaz de encontrar salida a través del sexo.
La actuación de Phoebe Waller es tan natural y realista que a medida que los capítulos avanzan podemos tener la sensación de estar viendo una autobiografía de la autora y no a un personaje de ficción.
Diálogo directo con el espectador
Otro de los puntos fuertes de Fleabag es el recurso de la “ruptura de la cuarta pared”, donde el personaje rompe esa frontera imaginaria entre escena y espectador. Durante toda la serie, la protagonista interactúa con el público y lo hace cómplice de sus meteduras de pata, sus mentiras piadosas, reflexiones y chistes. De hecho, en una de las sesiones con su terapeuta, Fleabag, que siempre había negado tener amigos, confiesa que tiene alguien con quien hablar respondiendo, “siempre están ahí”, mientras mira a cámara y guiña un ojo al espectador.
Segunda temporada insuperable
Si por algo se caracteriza esta serie es por su habilidad para alternar comedia y drama en un mismo capítulo. Qué digo capítulo. Incluso en una misma escena. Sus dos temporadas destacan por sus divertidos diálogos e incomodas situaciones, las magníficas interpretaciones de todo el elenco y el humor británico más negro. Mientras que la primera temporada se centraba en el drama de la muerte de su mejor amiga y la ruptura con su pareja, ahora la trama gira en torno al intento por mejorar la relación con su familia con motivo de la boda de su padre, que oficiará un cura potentorro y nada convencional que pondrá a prueba la resistencia sexual de Fleabag y hará temblar las convicciones del sacerdote.
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