Tras arrasar a nivel internacional, los creadores de La Casa de Papel vuelven a conquistar Netflix con otro bombazo seriéfilo, Sky Rojo. En esta ocasión, Álex Pina y Esther Martínez Lobato se meten en terreno pantanoso para contarnos la historia de Coral, Gina y Wendy, tres prostitutas del Club Las Novias que se dan a la fuga después de dejar malherido a su proxeneta durante un enfrentamiento. Así comienza una huida frenética por carretera en la que las chicas deberán intentar escapar de los dos secuaces que su proxeneta ha enviado a buscarlas. Una serie de pura acción que si bien ha tenido buenas críticas por su aspecto más técnico y visual, también ha levantado una gran polémica por representar la prostitución como un espectáculo. Si quieres ver Sky Rojo, coge lápiz y papel porque creemos que necesitas saber algunas cosas antes de disfrutar de esta serie. ¡Sigue leyendo!
Pros: un despliegue audiovisual increíble
- Episodios de 25 minutos: el punto fuerte de Sky Rojo es sin duda la duración y el ritmo de sus episodios. Ocho frenéticos capítulos pensados y creados para enganchar al espectador desde el minuto uno y no soltarlo hasta el último episodio. Todo ello gracias a un montaje muy rápido y lleno de cliffhangers (situaciones extremas) que harán que devores la serie sin apenas darte cuenta.
- Banda sonora perfecta: Camarón, Bomba Estéreo, Celia Cruz, Amy Winehouse, Lou Reed, Hombres G… La música de Sky Rojo es una locura de lo más coherente, ya que a pesar de las diferencias entre géneros (flamenco, pop, rock, salsa, etc), las canciones acompañan a cada episodio de una manera magistral. ¿Que nos encontramos en el Club Las Novias? Te pongo algo de flamenquito o reggaeton. ¿Que las protagonistas están en plena huida en coche por el desierto? Un poco de rock de carretera. Tan popular se ha hecho su banda sonora que Netflix ha creado una playlist con todas las canciones de la serie.
- Tarantino como inspiración: una historia de venganza, el uso de la voz en off, violencia explícita, katanas… ¡Más claro imposible! Y es que los creadores de Sky Rojo han tomado muchos de los recursos del universo de Quentin Tarantino para hacer una versión a la española de Kill Bill (salvando las diferencias). Y podemos decir que, al menos, en el aspecto visual lo han logrado, porque en cuanto a la historia… Quedan muchas puntadas que dar. ¡Agárrate que vienen curvas!
Contras: el guión… ¡Todo mal!
- El diálogo del proxeneta supera a las protagonistas: los creadores de Sky Rojo han contado en diferentes entrevistas que su objetivo con esta serie era tratar un tema tan dramático como la prostitución y la trata de mujeres desde la acción y la comedia negra y no desde el drama o el género documental. Y vale, la propuesta podría haber funcionado, pero no lo ha hecho. No cuando las intervenciones de los proxenetas hablando de la prostitución como un derecho divido eclipsan las reivindicaciones y situaciones de violencia de las protagonistas que quedan reducidas a dos o tres flashbacks de apenas un minuto.
- Visión glamurizada de la prostitución: aunque la serie relata con más o menos acierto la captación, engaño y explotación sexual de mujeres, se pierde en la forma de reflejar la cruda realidad de las protagonistas en pantalla. Tal y como están grabadas muchas de las imágenes, la serie hace de la prostitución todo un espectáculo lleno de brillos y neones, y de las escenas de sexo, una auténtica película porno llena de glamour y erotismo en lugar de reflejar lo que son: una violación de los derechos humanos basada en la explotación y mercantilización de los cuerpos de las mujeres.
- Incoherencia entre el mensaje y las imágenes: toda esa intención reivindicativa de los creadores de denunciar la situación de violencia y explotación de las protagonistas queda en la nada con el tratamiento hipersexualizado de sus protagonistas. De poco sirve el discurso de Wendy señalando a los puteros como los culpables de su situación si después vemos en pantalla a las protagonistas lavando su coche en una especie de concurso de Miss Camiseta mojada. Chicas que más que personas con necesidades básicas como beber agua, dormir o comer parecen bots. Eso sí, unos bots divinos con un maquillaje y un pelo espectaculares después de tres días de huida de sus proxenetas. Aquí es donde radica el problema de Sky Rojo, que no existe coherencia entre lo que denuncia y lo que vemos en pantalla.
Con todos estos puntos en contra quizás te preguntes si vale la pena o no ver Sky Rojo, y la respuesta es sí. Pero no trates de buscar en ella un mensaje comprometido socialmente. De hecho, toda la polémica en torno a cómo la serie trata la prostitución ha abierto el melón entre los seriéfilos sobre si las producciones audiovisuales de ficción con temáticas sensibles deben leerse en clave política y social o simplemente como productos de entretenimiento. Y en el caso de Sky Rojo, no cabe duda de que hay que disfrutarla como lo que es: una historia de pura ficción bastante lejos de la cruda realidad.
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