Rompe Ralph vuelve a las pantallas con la nueva aventura de Vanellope Von Schweetz, nuestra pequeña protagonista. Si bien la producción ha sido aclamada por su animación, memes, easter eggs y un sinfín de referencias que siguen la línea de Ready Player One, lo más destacado es su claro mensaje feminista hacía las nuevas generaciones de producciones y niñxs.
¡SPOILER ALERT!
Vanellope se ve en la encrucijada de perseguir sus sueños o «renunciar» a la amistad (tóxica) de Ralph. El desarrollo interno del personaje hace que a lo largo de la película se transmita unos mensajes claros, y aplicables a todas las relaciones: una relación de posesión, no es una relación, es dominación.
Disney transmitirá a través de Vanellope su actitud hacia las futuras generaciones, que culminará en Oh my Disney. Intentando escapar de los soldados imperiales de la saga Star Wars, Vanellope irrumpe en la habitación de las princesas del estudio.
Un repentino encuentro que provoca que las chicas en cuestión se pongan a la defensiva ante la desconocida intrusa y enseñan sus «armas de ataque» que guiñan a esa generación misógina, en el que las heroínas solo podían serlo sin que un «héroe» las salvase.
¿Todos dan por hecho que tus problemas se solucionan cuando aparece un hombre grande y fuerte?”. “Sí”, responde Vanellope. “¡Es una princesa!” responden todas a la vez.
Vanellope no es la primera en anunciar ese cambio de narración (ya percibimos esa actitud con Brave en 2012 o Vaiana en 2016) pero si es la primera que dice alto y claro que no necesita a un héroe en su vida para alcanzar sus sueños y metas.
Como dice Kameron Hurley en Revolución feminisita geek:
«debemos cuestionar nuestra propia autonarración… y de las sociedades en las que hemos crecido. Porque solo al desafiar estas narrativas podremos conseguir un cambio efectivo en el mundo.»
¿Podemos considerar un cambio de ciclo y actitudes por parte de Disney? Diría que la película en sí es la presentación de un futuro lleno de producciones que apuestan por princesas que dejaron atrás a su príncipe como resorte para su protagonismo.
Es un claro anuncio de nuevas actitudes emancipadas de la antigua línea misógina, que ha reducido a las mujeres en el mundo cinematográfico a meras acompañantes incluso siendo SU aventura.
¡Ya era hora!
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