El arte tiene la capacidad de cambiar cosas, pero no debemos idealizarlo, ni mucho menos olvidar que ese mundillo se mueve en un circulo económico y social elitista, privilegiado, y su influencia, muchas veces, se queda ahí. En la mayoría de ocasiones, el arte se convierte en pura estética, en entretenimiento, simple decoración y fuegos artificiales. Con una copa de vino en la mano en una inauguración, poco espacio queda para la denuncia. Pero Banksy nos ha vuelto a recordar la fuerza reformadora del activismo artístico.
Una vez más, el misterioso artista callejero ha vuelto a utilizar como lienzo el espacio público. Durante la semana de celebración del Día Internacional del Refugiado (20 de junio), Banksy ha plasmado en ocho nuevas obras a lo largo de diferentes calles de París el drama de la actual crisis migratoria. Con ese arte anticapitalista que pone el dedo en la llaga, el artista saca los colores a una sociedad acomodada que prefiere mirar hacia otro lado.
Entre las obras (que han sido confirmadas por el propio artista a través de su cuenta de instagram), destacan sobre todo tres. La más comentada apareció cerca de un centro de refugiados y muestra a una niña negra que está cubriendo una esvástica con diferentes dibujos florales de color rosa, mientras que a sus pies se encuentran su saco de dormir y un peluche. Tampoco ha pasado desapercibida la adaptación del retrato a Napoleón de Jacques-Louis David, que aparece cubierto con algo parecido a un velo integral rojizo.
Otra de las obras más impactantes se encuentra al lado de la Sorbona y nos muestra a un hombre que esconde tras su espalda una sierra y al mismo tiempo ofrece un hueso a un perro. La cruda realidad de la hipocresía y el masoquismo social aparecen en la obra cuando nos damos cuenta de que se trata del mismo hueso que el hombre ha amputado al perro.
Y así hasta ocho obras repartidas por lugares como el Museo Pompidou o las inmediaciones de la Torre Eiffel, donde las famosas ratas de Banksy han invadido las paredes de diferentes edificios para homenajear el aniversario del Mayo del 68 francés. El artista también ha querido recordar a las víctimas del atentado terrorista del 13 de noviembre de 2015 en la sala Bataclán, donde ha colocado una figura con semblante triste.
Podemos pensar que a día de hoy y con el avance hacia una sociedad más tolerante, todo tipo de discriminación esta superada, pero nada más lejos de la realidad. Este golpe de realidad dado por Banksy ha provocado que algunas de las obras como las de la chica negra o las ratas aparezcan pintarrajeadas o directamente arrancadas de la pared. Lo que nos hace pensar, ¿somos tan tolerantes como creíamos?
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