Lady Bird

Lady Bird, una dosis de realidad sin edulcorante

Todos los años por estas fechas surgen películas que, tras haber pasado por los certámenes y premios cinematográficos, van acumulando cierto hype en su camino a los ansiados Oscars. Este año, el nombre por excelencia que ha estado en boca de todos los críticos ha sido Lady Bird, ganadora del Globo de Oro a la mejor comedia y a mejor actriz principal.

Esta aclamada cinta narra la historia de Christine, o como ella ha decidido llamarse, «Lady Bird», una chica que quiere escapar de su aburrida y anodina realidad. Quizás la historia no sorprende, ya que es la típica historia de joven en búsqueda de su identidad y de su camino para descubrir su identidad, las complicadas relaciones de instituto, tanto de amistad como de amoríos, así como un trasfondo económico social muy concreto.

Aunque parezca reciente (que no lo es ya tanto), la cinta se sitúa en el año 2001, tras la tragedia del 11-S en la que las desigualdades sociales en un pintoresco y aburrido Sacramento, hacen acto de presencia, y en el que la institución académica católica protestante, así como las presiones de sus padres cobran un protagonismo en la historia que solo hacen más que crecer el imperante deseo de Christine por volar a estudiar arte en una universidad liberal de la costa este.

Lady Bird sin duda cuenta con ese aire indie realista que no busca grandes artificios ni genialidades en la trama. Su encanto no está ahí, el encanto está en ser capaz de contar una historia mil veces vivida a través de una historia con ciertos tintes autobiográficos de la directora que hacen al espectador conectar con las experiencias que la protagonista va viviendo a lo largo del metraje.

Lady Bird

Además de resaltar esos aires de realidad sin pretensiones, otra de las características de la película es el peso que recae en las figuras femeninas. Ya comenzando con la directora y guionista de la película, Greta Gerwig, la única mujer nominada en los Oscars 2018 a mejor dirección, así como en el aspecto más actoral, donde destaca Saoirse Ronan que da vida a Lady Bird o el papel de su madre o mejor amiga, que la acompañan a lo largo de la cinta.

Nombrada como la película más aclamada por la crítica en su camino a los Oscars 2018, quizás por tanto bombo y hype creado o quizas por las propias distribuidoras, que buscan un aumento de taquilla mediante éste método publicitario, juega en su contra. La poca adulteración argumental y emocional de la película en la que las sorpresas argumentales no hacen actos de presencia de forma espectacular, quizás deje la cinta a medias con respecto a las expectativas creadas. Pero el encanto de Lady Bird no es ese, su encanto es ser una historia honesta y sin edulcorantes dentro de una industria de producciones en cadena.


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