Hace unas semanas, la radio pública estadounidense NPR Music publicaba un estudio en el que analizaba los éxitos musicales desde el año 2000 hasta ahora. Concluía que las mujeres son más influyentes en la creación musical que los hombres por “desafiar todas las categorías artísticas y empujar el sonido en nuevas direcciones”. Y desde luego, tras ver en directo a Rosalía y Rozalén el pasado viernes 24 en Starlite, queda claro que el futuro de la música pasa por las manos de las mujeres.
Rosalía fue la encargada de abrir el espectáculo pasadas las 22:30 horas ante la expectación de casi 3.000 personas por ver en directo la presentación de “El Mal Querer”, su esperadísimo segundo álbum. Cuando la mayoría del público esperaba escuchar eso de “el querer te va a llegar finalmente, sea buena o malamente”, los problemas de sonido atacaron el micrófono de la artista, que con algunas complicaciones pudo abrir su espectáculo con su hitazo, Malamente. A partir de ahí, Rosalía fue descubriendo cada uno los temas de su próximo proyecto, que sigue la mezcla de ritmos urbanos y flamenco de sus dos últimos singles.
Acompañada por su equipo de bailarinas y con el apoyo de un grupo de coristas, Rosalía fue puro derroche de arte, talento y potencia vocal y visual. La artista le cantó al mal querer de todas las maneras, ya fuese subida a unos zapatos de baile y dejándose la voz con puro flamenco, o a ritmo de trap y toreando a un quad que apareció sobre el escenario de Starlite. De madrugá, junta las palmas y las separa,esto está encendío’, entre otras frases, fueron algunos de los estribillos que se pudieron intuir del nuevo repertorio que sin duda, está muy influenciado por artistas internacionales y donde pudimos ver referencias a las voces distorsionadas de Kanye West, coreografías similares a videoclips de Beyoncé, y hasta un leve guiño a Kill Bill con una Rosalía trasformada en una heroína manga con katana en la pantalla del escenario.
Tras cantar a capella Brillo y su último éxito, Pienso en tu mirá, Rosalía cerró su espectáculo repitiendo una vez más Malamente, dejándonos a todos con ganas de más y con la sensación de que algo grande está por venir. Tiempo al tiempo.
Pero la noche no terminaba aquí. Veinte minutos más tarde apareció en el escenario Rozalén, acompañada por su banda de músicos y su inseparable compañera de lengua de signos, Beatriz Romero. La cantante inició su concierto en Starlite dando directamente en los sentimientos. Con su tema La puerta violeta, entonó un alegato contra la violencia de género y defendió que “sin feminismo no hay igualdad”. Aunque sin duda la canción más emotiva fue Justo, un tema dedicado a su tío abuelo, fallecido en la Guerra Civil y cuyos restos los encontraron en una de las fosas. «Mi abuela tuvo que esperar más de 70 años para saber dónde estaba enterrado su hermano. Al final se abrió la fosa y ya puede llevarle flores a su tumba. No se puede vivir sin memoria», defendió.
Con mucho humor y siempre hablando con su público, Rozalén continúo con un repertorio mucho más animado, con el que levantó en varias ocasiones a los asistentes, con temas como Las hadas existen, Me arrepiento o la canción más aclamada, Comiéndote a besos que fue coreada a pleno pulmón por los asistentes. Carismática, divertida y muy reivindicativa, la cantante de Albacete se mostró muy emocionada al final de su concierto, que cerró con uno de sus últimos grandes éxitos, Girasoles.
Rosalía y Rozalén. Rozalén y Rosalía. Dos artistas muy diferentes que dejaron su huella en el firmamento de Starlite. Rosalía, por satisfacer nuestros sentidos con algo nuevo e inesperado, tradicional y universal. Rozalén, por cantar a los temas que realmente importan en la vida y darnos esperanzas de que este mundo puede ser un lugar mejor.
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